A quienes considerais, igual que yo, a Pink Floyd como los segundos Beatles, y además sois amantes de las seis cuerdas, deciros que cuando vi en Thomann la foto del artesano David Gilmour, me dije: "aunque el calibre 0.10 no es el mio, las quiero". Y aquí las tengo: vienen en un estuche de cartón azul marino que es precioso.
Tiene una solapita azul claro en uno de los laterales, y he tardado un poco en lograr abrirla (lo fácil hubiera sido forzarla y romperla), pero ha valido la pena, porque para mí es una especie de reliquia. Los que amais la música de Pink Floyd y apreciais a Sir David Gilmour, sabeis que no os engaño ni exagero.
Dentro, al abrirla, hay otra fotografía de Gilmour con su dorada Les Paul.
Pienso desplegarla toda (la cajita) y enmarcarla. Os reireis, pero es que yo soy muy Gilmour-Floydiano. Es tan bonita que, os dareis cuenta, sería una pena tirarla o romperla.
Es decir: se aproveha todo.
Las cuerdas las he puesto en una de mis dos Fender Stratocaster Vintage, y hacen que sienta algo especial estando dedicadas a quien estan dedicadas. Poseen una magnífica brillantez, especialmente al tocar acordes, y también, punteos, aunque para mí son algo duras al hacer bendings. Bueno, cuestión de dedos y de costumbre.
El precio es sensacional.
Os gustarán.
La cajita también.