Para la microfonización de un cajón hay tantas posibilidades que casi podríamos dedicar un libro entero a tal menester. Por eso en este punto vamos a atenernos a resumir lo más importante. Escoger lo que más se ajusta es una decisión que depende del gusto personal, las condiciones del entorno de grabación, la situación de la ejecución y por supuesto del equipo disponible.
En situaciones en vivo, se recomienda a menudo el escoger una microfonía sin complicaciones, simplemente evitando que otros instrumentos o los mismos monitores desdibujen demasiado la señal del cajón. Por este motivo una de las soluciones más populares es acoplar un micrófono de superficie en el cajón. De esta forma se puede prescindir completamente de un soporte de micro, quedando el micro dentro del cuerpo del cajón bien aislado de otras fuentes acústicas y permaneciendo también siempre bien posicionado aunque el cajón sea movido al tocar. Pero el sonido natural del cajón se adultera ligeramente por las reflexiones en el interior del cuerpo.
Cuando los niveles de volumen en el escenario no son demasiado fuertes, también se puede posicionar el micrófono de superficie delante del cajón en el suelo, con lo que se registrará algo más de ruido del escenario en la señal, al tiempo que ganaremos no obstante en naturalidad de sonido para el cajón.
También es un método muy popular el emplazar un micrófono dinámico de instrumento o un micro de bombo emplazado en la abertura de resonancia del cajón. En este caso la cápsula debe posicionarse o bien ligeramente embutida en el cuerpo, o bien con algo de separación, ya que directamente en la boca reinan las corrientes de aire que pueden distorsionar la señal.
Como complemento se puede colocar un micrófono adicional delante del cajón para poder trabajar graves (micrófono posterior) y Snare-Sound (micrófono anterior) de forma separada entre ellos en la mesa de mezclas. El micrófono debe posicionarse lo más cerca posible del cajón y enfocado al tercio superior de la superficie batiente. También se debe invertir la fase para este método en uno de ambos micrófonos para evitar anulaciones de frecuencia.
En el estudio por norma general no hay que preocuparse demasiado de la influencia de otros instrumentos ni por la gran cantidad de soportes de micro como en el escenario. Por esta causa se utilizan principalmente micrófonos de condensador que plasman de forma especialmente más clara los agudos, y que en el escenario tienden más a la realimentación que los micrófonos dinámicos.
El método más extendido en los estudios es el de posicionar un micrófono de bombo detrás de la abertura de resonancia y un micrófono de condensador de membrana pequeña delante del cajón. Aquí rigen las mismas normas de la correspondiente microfonía en vivo, aunque con menos limitaciones en cuanto a las distancias máximas de los micrófonos.
Si se persigue una imagen estéreo algo más amplia, también se pueden colocar delante del cajón dos micrófonos de condensador en configuración A/B pequeña.