Una de las grandes ventajas del cajón, en comparación con otros instrumentos de percusión, es la relativa facilidad de su aprendizaje, que permite incluso a los principiantes el obtener un buen sonido con poco tiempo de práctica.
Hay que sentarse a horcajadas en la parte posterior de la zona de asiento, de manera que se tenga buen acceso con las dos manos a la parte más alta de la superficie batiente. Los pies deben quedar emplazados a los laterales izquierdo y derecho y un poco adelantados, de forma que permitan inclinar el cuerpo hacia atrás fácilmente. Esto tiene la ventaja de que la espalda permanece recta al tocar y facilita el ataque a la superficie batiente. Aunque muchas veces se afirme lo contrario, el cajón solo se toca en el tercio superior de la superficie batiente.
Los tres golpes más importantes son grave, agudo y dedos. Con estos tres sonidos se pueden interpretar los ritmos que explicamos en el siguiente capítulo.
Para extraer un sonido grave cálido y voluminosos, se deja caer el brazo con la mano recta golpeando con la palma sobre la parte media de la superficie de toque. Se debe retirar ligeramente la mano de la superficie de toque rápidamente a continuación para no amortiguar el sonido.
El agudo se obtiene desde la muñeca y golpeando en las esquinas superiores. Se apoya aquí el músculo oponente del dedo pulgar sobre el canto superior, de forma que las articulaciones quedan sueltas y los dedos golpean libremente la superficie batiente, retirándolos rápidamente al igual que con el golpe de grave para no amortiguar. El sonido debe resaltar claramente en relación al grave, según el tipo de cajón se debe experimentar eventualmente un poco hasta dar con la posición óptima.
Mucho más suave es el golpe de dedos, que se aplica con las yemas de los dedos cerca del canto superior del cajón.
También las técnicas de otros instrumentos de percusión como la conga, el bongo o el Doumbek se pueden aplicar para extraer efectos diferentes o redobles con el cajón.