Realizado en Wuhan a mano, su aspecto en la web no emgaña para nada: su sonido puede llenar pequeños y grandes espacios de silencio, así como causar una sensación única en el oyente tanto en directo como en producciones de estudio.
Este gong de pequeño-mediano diámetro (que por otra parte tiene cierto peso y hay que saber aguantarlo) es perfecto para hacer música étnica, de mestizaje, oriental... cualquier estilo si se sabe utilizar adecuadamente. Igualmente, su aspecto es perfecto (aunque sin demasiadas ornamentaciones), con su color bronce y sus letras orientales.
Si percutimos levemente encontramos un sonido sutil, si un poco más fuerte un sonido típico pero moderado, y si lo hacemos de contínuo y repetidamente el efecto es homérico, sensacional, y sobre todo difícilmente imitable.
Además se ha pensado en todo, incluye una maza y una cuerda para sostenerlo.
Un producto cuya compra no se merece ser pensada dos veces.