Me atrajeron por su precio, su tamaño reducido y el hecho de que cada micrófono funciona con una sola pila. Sin embargo, el resultado ha sido decepcionante. Este sistema no está pensado para el mundo actual: cualquier dispositivo cercano —teléfonos, ordenadores, routers, luces LED, etc.— provoca interferencias que generan ruidos muy desagradables, capaces de asustar al público y poner en riesgo los altavoces.
Finalmente los malvendí para no tener que verlos más.