Cuando comenzamos a tocar una guitarra eléctrica el uso de la púa se hace imprescindible. ¡Cuántas formas, maneras y resistencias hemos probado hasta encontrar la "nuestra"!. Pero pasan los años y de repente, casi por casualidad, encuentras algo nuevo y diferente que te hace cambiar de hábito. Eso me ocurrió con estas púas "verdes" DAVA. Su textura rugosa proporciona un agarre especial pero además, -aquí el invento-, una línea, transversal hacia su mitad, -más delgada que el cuerpo-, nos permite, según apliquemos el dedo pulgar más arriba o abajo de esa línea, una sensibilidad de distintas dureza. Como si tuviéramos varias púas en una sola.