La presentación y los materiales que trae son decentes y presentan un producto que es más que una curiosidad para darse un capricho bobo que para tocar de manera profesional.
Sobre todo si tienes una persona joven cerca, para que vaya familiarizándose con instrumentos, sus formas y por qué su diseño es como es.
Lo malo es que se nota que está hecho en serie y la línea tiene fallos. Por ejemplo, los agujeros para las clavijas no están bien alineados y las mismas clavijas hacen que las cuerdas no están centradas ni sean equidistantes a los bordes, así que toca improvisar un poco y no seguir el manual de ensamblaje al pie de la letra.
Quitando eso, es muy divertido tocarlo. Además, el tener 3 cuerdas hace que sea fácil empezar a aprender a coordinar las manos antes de pasar a otro instrumentos que exija mayor movimiento.
Y entre eso y que hay que apretar las cuerdas contra el traste como un demonio, quién se acostumbre a darle a este cacharro con esas cuerdas de metal tan finas, un bajo le va a parecer de algodón.