La principal sorpresa negativa ha sido que en el propio manual se indica (pero no en el anuncio ni en las ficha de thomann) que no se recomienda para directo a altos volúmenes, sino más bien para grabar o para conciertos íntimos, ya que el sistema es propenso a feedback. Esto habría que saberlo antes de comprar, por supuesto.
La instalación no es excesivamente complicada, el manual -sólo en inglés- indica insistentemente que se debe ser generoso con el pegamento (no incluido) y mientras hagas eso y coloques los piezos en su lugar correcto, todo va bien. Aún así, y habiendo confiado la instalación a un técnico cualificado, la cuerda aguda E tiene algo menos de volúmen que las demás.
Pero lo peor es que la guitarra se convierte en un tambor; cualquier roce en la tapa se va a amplificar de manera brutal, pero también los movimientos de la correa, y si tocas con los dedos, los roces con las cuerdas de repente adquieren una dimensión mucho más exagerada que la que tienen en el sonido al natural, o a través de un piezo normal.
Por otra parte el sonido sí es ciertamente el más parecido al recogido con un micrófono que haya podido probar hasta ahora; pero las contrapartidas son demasiadas. No me compensa; lo retiro de la guitarra y ha sido una pérdida de tiempo y dinero.