He tenido varios amplis caseros, pero desde el primer día éste se ha convertido en mi favorito. La versatilidad y calidad de sonidos es de primera, y la calidez Marshall está en todos. Los controles son intuitivos, y los presets y efectos de fábrica ideales como punto de partida (y oye, se cambian muy fácil).
Vale, no es un válvulas, pero esto te trae todo el rock a tu casa sin complicaciones, y con una elegancia más que compatible con tu habitación.
(Por cierto, vino con un defecto en un botón, que Thomann me repuso en tiempo record. Fantástico el equipo, cómo siempre.)