Si observamos a cámara lenta el frotar del pelo del arco sobre las cuerdas, veremos que la cuerda se queda “adherida” al pelo del arco, se tensa ligeramente y luego, cuando la tensión es demasiado fuerte, se desprende y vuelve a su posición. A partir de aquí todo vuelve a empezar y se repite, solo que ocurre a un ritmo muy rápido de hasta cien veces por segundo. Este deslizamiento brusco también se conoce como efecto slip-stick. En este proceso se crea la vibración de la cuerda y, en consecuencia, el sonido.
Y para que los pelos del arco adquieran el “efecto adhesivo”, se cubren con una capa de colofonia.
La colofonia no es más que una resina. Se obtiene de maderas blandas, como la de las coníferas (p. ej., alerce, pícea, abeto, pino) filtrando el aceite de trementina. Lo que queda es una resina de árbol purificada de color amarillo a muy oscuro. Por cierto, toma su nombre de la antigua ciudad de Colofón en lo que hoy es Turquía. Se dice que allí se producía colofonia de la más alta calidad en el pasado.
Una cosa para empezar. La técnica a la hora de aplicar la colofonia es siempre la misma. No juega ningún papel si el arco ha sido usado mucho o poco. Y tampoco importa en absoluto si el pelo del arco está recién puesto o si el arco se acaba de comprar nuevo.
Estos son los pasos:
¡CONSEJO! El efecto adhesivo se pierde después de un tiempo, por lo que se debe volver a aplicar colofonia al arco en periodos regulares. Por favor, utilizad únicamente la resina adecuada para vuestro instrumento. Un arco de contrabajo requiere una colofonia diferente a la de, por ejemplo, un violín