No sólo son muy asequibles, sino que además cumplen perfectamente la función para la que se diseñaron.
Tengo una Fender Stratocaster edición deluxe, con los saddles modelo vintage, y tras casi diez años de conciertos, se me oxidaron. ¡Los saddles originales de repuesto me costarían casi cinco veces más que estos!
No dejan nada que envidiar, ¡Una compra con satisfacción asegurada!