Compré este micrófono allá por el 2009 cuando me empecé a adentrar en el mundo de la grabación en estudio. La razón, siendo sinceros, fue el precio. No me decepcionó para nada; es un micro fantástico para principiantes, pero aun así vamos a hacer un análisis algo más formal destacando sus puntos fuertes y sus deficiencias.
Como bondades tiene el patrón cardiode tan bien logrado, la calidad general de fabricación y la versatilidad. Nos sirve tanto para grabar voces (como mayor uso le he dado, y para lo que debería ser) como para instrumentos de viento o incluso de cuerda cuidando bastante la sonoridad de la sala.
Sin embargo, el sonido no es ni mucho menos algo profesional. Es de esperar en un micrófono de gama baja, pero nunca está de más recalcarlo. Saca un sonido un tanto metálico y falto de fondo, cosa que se acentúa cuanto más se nos obliga a subir la ganancia. A partir de cierto límite, el ruido puede llegar a hacerse inaceptable. Por otra parte, la araña que incluye (al menos en mi caso) no está bien hecha. El micrófono acaba tocando con el metal, y además de transmitir las vibraciones del pie, se nos puede colar un ruido ensordecedor proveniente de la fantástica antena metálica que supone el trípode. Se puede arreglar con un poco de cinta aislante, alicates y paciencia para ir doblando poco a poco el soporte hasta que quede como debiera ser, pero no me parece la solución más elegante en un micro que debería venir ya bien de fábrica.
No se trata de un micrófono omnidireccional, por lo que no podremos usarlo para captar sonidos ambiente, diálogos... prácticamente para nada fuera del estudio. Si queremos evitar líos, lo mejor es grabarlo todo pista a pista y hacer un buen trabajo mezclando.
En resumen, si estás empezando en esto de las grabaciones vocales y no tienes casi presupuesto, es la mejor opción a tener en cuenta. Eso sí, pasado un tiempo acabarás enamorado y necesitando un SE 2200A ;-)