No utilizo estos auriculares en estudio o para producir música, sino que los conecto al amplificador y a disfrutar. La salida es muy plana, con lo que no te machaca ningún aspecto por encima de otro, permitiendo algo de ecualización con total libertad. Las almohadillas son perfectas, rígidas pero muy cómodas. Las dos únicas pegas que le pondría es que el cable no se puede cambiar, como sí pasa con el K12 pro (por algo cuesta 100 pavos más) y que, aunque sean súper cómodos puestos en la cabeza, si te los quitas y los apoyas en el cuello parece que lleves puesto un collarín ortopédico. Si bien son dos cositas de nada que no les quitan valor, me encantaría tener la opción de cambiarle el cable.
De todas formas, si estás buscando unos auriculares de referencia para tu equipo, estos son prácticamente perfectos. Al lado de los viejos Sennheiser HD555, los noto algo por encima la profundidad del sonido, más matizado.