Uso: no puede ser en principio más sencillo, encender y listo, pero en la práctica conseguir cierta soltura en su uso lleva tiempo. Resulta útil investigar un poco en la red para ver ejemplos de su uso y manejo, y aprender de gente que lo domina. Si no se le dedica tiempo, acabas con un juguete que usas de pascua en ramos o para la ocasional nota sin fin a lo santana. Tiene mucho potencial, pero requiere esfuerzo. En particular, es muy dependiente de la distancia y ángulo hacia la pastilla.
Sonido: incorpora dos posibilidades: mantener la propia nota o una octava superior, lo que resulta muy convincente si buscas el sonido típico de feedback, el resto depende de tu guitarra y amplificador.
Acabado: adecuado, aunque la tapa de la batería (9v) da algo de guerra para abrirla. El mío ha sufrido un par de caídas, sin percance alguno, parece suficientemente robusto a pesar de ser plástico en su totalidad.
Relación calidad-precio: tal vez un poco caro, para lo que es, aunque al no haber apenas alternativas para este efecto concreto se entiende el sobreprecio. La principal ventaja es que no hay que hacer nada a la guitarra, como con los kits de fernandes, y que cabe en un bolso, por lo que no te pesará llevarlo al escenario. Viene con una fundita, que resulta adecuada para llevarlo protegido entre otros pedales y efectos.