Encontramos mazos para cuencos sonoros disponibles en una amplia variedad de terminaciones. Tradicionalmente, los cuencos se tocan con un palo de madera o vidrio, que suele estar revestido al menos parcialmente con caucho o cuero. Debido a la superficie más suave del palo, el cuenco sonoro vibra ligeramente y los golpes producen tonos suaves y largos.
Atmósfera meditativa con la técnica especial de frotamiento
Si se frota con el palo el borde superior del cuenco, esto resulta en un efecto de sonido especial. Con un poco de habilidad, se puede de esta manera generar un "swing" continuo y, con ello, producir un tonalidad sonora permanentemente. Este tipo de generación de sonido con cuencos sonoros tiene un carácter particularmente meditativo y recuerda a las ceremonias al estilo del lejano oriente.
Los mazos de fieltro o tela en diferentes tamaños producen sonidos más suaves y voluminosos. En contraste con las baquetas de madera, debido al tallo más delgado, los mazos son menos percusivos y dinámicamente más fáciles de diferenciar. Gracias al reducido peso, con estos mazos se pueden ejecutar secuencias de impacto ligeramente más graduadas dinámicamente en uno o más cuencos sonoros sin esto que resulte complicado.
Con los mazos de goma especiales que a menudo se presentan muy coloridos, se pueden producir diferentes sonidos de fricción y percutivos dependiendo del tamaño y el peso. A quien conozca la famosa "Super-Ball" de la música contemporánea, estas terminaciones especiales le resultarán familiares: una cabeza colorida hecha de caucho natural y encajada en una varilla delgada, que a menudo es ligeramente flexible. Usando estos mazos para percutir en el cuenco sonoro, el resultado es un tono suave que, no obstante y debido a la textura de la goma, presenta una respuesta clara.
Por otro lado, frotando la cabeza del mazo en el exterior del instrumento, se genera un sonido continuo, una mezcla de la oscilación del cuenco sonoro y las vibraciones producidas por la consistencia de la bola de goma.
En el ámbito de los conciertos, los cuencos sonoros a menudo encuentran su aplicación en la música contemporánea, y aquí sobre todo en conjuntos de percusión más grandes. Las técnicas de ejecución varían en parte mucho, de modo que incluso algunos sonidos experimentales se generan con mazos de triángulos o arcos de contrabajo. Dependiendo de la fuerza y la longitud, los mazos de triángulo producen un sonido metálico pero lleno, que es extremadamente penetrante. El arco de contrabajo se frota oblicuamente sobre el borde del cuenco sonoro y lo mantiene en oscilación constante. Dependiendo de la intensidad de la presión, esta ligera vibración también puede convertirse en un efecto de sonido rasgado.
Cuencos sonoros como "efecto especial" en la música actual
Utilizados junto con otros instrumentos, los cuencos empastan muy bien en el sonido general y ofrecen un complemento acústico especial con su tonalidad particular y penetrante.
También la combinación directa con otros instrumentos por su influencia mutua es un forma atractiva de aplicación. De esta manera, emplazar un cuenco sonoro sobre un tambor o un timbal grande proporciona un interesante fenómeno acústico. El cuenco sonoro posicionado en el centro del timbal se pone en oscilación al percutir. Esta oscilación es tomada por el parche del timbal y genera en el casco del timbal un sonido de vibración penetrante. Si se usa en paralelo el pedal de afinación, se produce un Glissando peculiar que recuerda a canto de las ballenas.