Compramos dos monitores de escenario para nuestros conciertos. La posicione es buena, el acceso a los mandos inmejorable, la fabricación robusta y bueno al tacto. No excesivamente ligeros pero sin duda, posición y aspecto es muy bueno. Equilibramos con la mesa y... con gran satisfacción empieza el concierto. Todo va bien hasta que aproximadamente a la media hora empieza a notarse un sonido desagradable, es un vibración, una frecuencia molesta que distorsiona y ensucia el sonido. La primera vez lo atribuimos al sonido del bajo. La segunda vez el bajo no estaba conectado y se produjo la misma situación. Ahora solo lo utilizamos con voces y, si bien nos hemos acostumbrado, todos los aspectos son positivos menos, tal vez, uno fundamental. No hemos conseguido terminar un concierto sin que aparezcan esas frecuencias molestas. Seguimos intentandolo.