Desde que un luthier de confianza me dejó probar las barbadas de Wittner, no he dejado de utilizarlas y recomendarlas a mis colegas violinistas. Esta en particular es de sujeción lateral pero vuela sobre el cordal para permitir un apoyo más centrado de la barbilla. El material es plástico negro, antialérgico y más higiénico y fácil de limpiar que las tradicionales de madera. Además, es bastante más ligera. Normalmente viene con un destornillador para montarla y desmontarla (aunque algunas especifican que no lo traen y entonces sirve con cualquiera que sea pequeño y de "estrella"). Hay que tener cuidado al apretar esos tornillos para que quede fijada al violín porque si ejercemos demasiada presión el plástico acabará rompiéndose. No es un defecto del material, simplemente nos avisa de que está demasiado prieto, y más vale que se rompa la barbada que el violín, ¿verdad?