Compré esta guitarra en un momento que escuchaba mucho a Julian Lage, y como suele pasar, al ver algunas demos que me sonaban muy bien me decidí.
Fue mi primera guitarra eléctrica, por lo que tampoco sabía muy bien que esperar. Hoy día la hubiese devuelto sin pensármelo.
De los varios problemas que tenía mi unidad hay uno que es insalvable, que es el peso. Es lo que me hecho tocarla cada día menos. Es lo último que quieres en una guitarra tipo-F.
Otro problema que encuentro, que es habitual en la marca, es el diapasón. El acabado mate del mástil es siempre de agradecer pero es lo último que quieres en el diapasón. Aunque quede muy bien estéticamente es mucho más incómodo que un diapasón de arca lacado o uno tipo ébano, palisandro, o derivados.
Tengo que advertir que tengo el modelo con pastillas Wilkinson, y el logo antiguo, y del sonido no se puede objetar nada por el precio, no se dejen engañar por el pozo sin fondo de los upgrades, es justo lo que no merece la pena, si puedes irte a una gama superior de una marca consolidada, no lo piensen.
Acabado de trastes nefastos, además, se rallan con gran facilidad.
Apantallado inexistente, y me ha dado siempres problemas de ruidos. Lo potenciometros son horrorosos, el volumen de tono, sin mucho uso ha dejado de funcionar al cabo de los años. Lo que es sin duda horrible es el conector del jack, pero es verdad que es algo propio de los diseños vintage.
Estéticamente genial y los acabados en general venían muy bien.
Sin duda te obliga a aprender a hacer ajustes y demás, que está fenómeno.
Lo malo de comprar un instrumento así, cuando no tienes más guitarras y compras por experimentar, es que se te quitan las ganas de tocar
hasta que se queda cojiendo polvo. Aún así soy partidario de la marca, estoy deseando dar con alguna que salga buena.